Los retenes de aceite son piezas de desgaste naturales de todo motor. Si están defectuosos, ya no pueden cumplir su importantísima tarea de sellar un eje o árbol contra un medio indeseable como el aire, el aceite o el agua. Esto puede provocar efectos secundarios muy desagradables, como falsas pérdidas de aire o aceite, que pueden arruinar rápidamente un motor. A veces, los retenes de aceite defectuosos también causan defectos insidiosos que inicialmente pasan desapercibidos. Un ligero aumento del régimen de ralentí no despierta todavía la curiosidad de los conductores inexpertos, pero a más tardar después del atasco en la autopista surge la pregunta: ¿por qué? Para evitar esta pregunta tan filosófica, merece la pena cambiar los retenes de aceite a intervalos regulares. En este caso, regular se refiere a un intervalo de tiempo o de kilómetros. Por ejemplo, una revisión del motor debería plantearse a partir de un kilometraje de 20.000 kilómetros. En principio, los motores de Vespa sin estrenar también son famosos por kilometrajes mucho más elevados, pero el destino se presenta en el gran viaje más a menudo de lo que uno quisiera y decide que el anillo de estanqueidad del eje, que es el más difícil de cambiar, abandone el fantasma justo cuando uno se encuentra en la pradera más solitaria...